Título original: Soul Surfer
Origen: EE.UU.
Dirección: EE.UU.
Guión: Sean McNamara, Deborah Schwartz, Douglas Schwartz y Michael Berk, sobre el libro de Bethany Hamilton, Sheryl Berk y Rick Bundschuh
Intérpretes: AnnaSophia Robb, Helen Hunt, Dennis Quaid, Lorraine Nicholson, Kevin Sorbo, Carrie Underwood, Ross Thomas, Chris Brochu, Sonya Balmores, Jeremy Sumpter, Craig T. Nelson
Fotografía: John R. Leonetti
Montaje: Jeff Canavan
Música: Marco Beltrami
Duración: 106 minutos
Año: 2011
Compañía editora: Blushine


3 puntos


La luz al final del tubo

Por Mex Faliero

Es cierto que el material daba para la historia edificante de la semana, pero con un poco de buen gusto Desafío sobre olas (editada en dvd por Blushine) podía convertirse en una amable película sobre cómo una persona supera una dificultad terrible y se encamina nuevamente en la vida. O, más y mejor, sobre cómo una profesional del deporte tiene que redescubrir su gusto por la competencia y volver a aprender aquello que hasta hace poco conocía de taquito. Pero aquel buen gusto que mencionábamos no está presente en el trabajo del director Sean McNamara y la película se convierte en una aproximación adolescente -en el peor sentido de la palabra- con pancarta religiosa y cristiana incorporada.

Desafío sobre olas decepciona un poco porque sus protagonistas son una de las actrices jóvenes con más futuro, AnnaSophia Robb, y dos veteranos con trayectoria más que probada, Dennis Quaid y Helen Hunt, a los que uno se animaba a confiar un poco. Sin embargo, es nada lo que pueden hacer con este guión que está basado en la experiencia real de Bethany Hamilton, una joven deportista nacida en Hawái que una mañana, mientras surfeaba con amigos, fue atacada por un tiburón que le arrancó el brazo izquierdo. Con esa discapacidad, la joven se recompuso y volvió al circuito competitivo convirtiéndose en, como les gusta a los norteamericanos, un ejemplo de vida y en alguien inspirador. De lo atractivo que podía ser la historia, Desafío sobre olas se queda con lo peor de la anécdota.

Los primeros minutos de la película poseen la estética visual de las Step-up, con videoclips enlazados e imágenes donde son todos felices, y la presentación de personajes es directamente inexistente, sumando una villana de caricatura que no dejará de ser mala ni cuando la pobre chica aparezca con un brazo menos. A todo esto debemos agregar que antes del accidente de Bethany, se nos deja en claro que: 1- la joven hacía caso omiso a las recomendaciones de sus padres; 2- la joven dejó de asistir a una misión caritativa a Tailandia liderada por una religiosa insufrible por practicar el deporte que amaba. Por todo esto, es que claramente Bethany se merecía perder el brazo. Más si luego todos se ponen de acuerdo, especialmente la religiosa, para asegurar que pasan cosas malas pero porque Dios nos pone a prueba. Y no es que uno sea ateo, sino que esta clase de ramplonería uno la creía muerta hace mucho. En definitiva, las cosas mejoran un poco sobre el final porque lo que aparece allí es el film deportivo, y el suspenso de las definiciones siempre suman favorablemente si están bien contadas. Al fin de cuentas, Bethany volverá y podrá disfrutar de las olas con su tabla de surf y encontrará la luz al final del “tubo”. A Dios gracias.