Título original: For a Good Time, Call…
Origen: EE.UU.
Dirección: Jamie Travis
Guión: Lauren Miller, Katie Anne Naylon
Intérpretes: Lauren Miller, James Wolk, Ari Graynor, Justin Long, Lawrence Mandley, Eddie Geller, Josh Ruben, Steven Shaw, Mimi Rogers, Don McManus, Mark Webber, Nia Vardalos, Kevin Smith, Sugar Lyn Beard, Seth Rogen
Fotografía: James Laxton
Montaje: Evan Henke
Música: John Swihart
Duración: 85 minutos
Año: 2012
Compañía editora: AVH
7 puntos
Te amo, hermana
Por Rodrigo Seijas
Pensar a Llámame que te atiendo en relación con todo el universo de la comedia norteamericana más reciente es prácticamente inevitable; incluso es necesario y pertinente. Con su trama centrada en Lauren Powell y Katie Steele (Lauren Miller y Ari Graynor, respectivamente), dos antiguas enemigas de la universidad a las que no les queda otra que vivir juntas en un bello departamento de Nueva York y que para llegar a fin de mes montan una línea de sexo telefónico, la primera referencia inmediata es Zach y Miri hacen una porno, aquella comedia escrita y dirigida por Kevin Smith, y protagonizada por Seth Rogen y Elizabeth Banks, que tras su superficie sexual era casi una reversión de Cuando Harry conoció a Sally. Este vínculo se refuerza por el hecho de que Miller (también coautora del guión del film) es la esposa de Rogen, quien tiene un pequeño cameo, lo mismo que Smith.
Pero lo cierto es que si en Zach y Miri hacen una porno la trama romántica terminaba siendo un obstáculo para el desarrollo de los protagonistas, que quedaban prisioneros de la necesidad de la película de mostrar las delgadas líneas entre la amistad y el amor, en Llámame que te atiendo el romance es liberador para los personajes y los ayuda a definirse en otros planos de sus personalidades. Acá hay también una historia de amor, entre mujeres, pero sin sexo, porque la amistad entre Lauren y Katie se va cimentando con las dinámicas del relato romántico: están el odio y la desconfianza inicial, el paulatino conocimiento, el momento donde se termina de afianzar la conexión, la instancia de enamoramiento, el conflicto que sacude el vínculo y la recomposición de la relación. En ese inteligente y perceptivo abordaje de la mentalidad y sensibilidad femenina, el film de Jamie Travis -a quien vale la pena tener en cuenta a futuro- trasciende con facilidad su premisa, lo que no le impide revelar una mirada relajada sobre la sexualidad, donde los chistes muestran una necesidad no de romper con gustos establecidos, sino con los miedos e impedimentos que se autoimponen los personajes.
En esto de los temores, de las propias vallas que se construyen las protagonistas, es donde Llámame que te atiendo establece un saludable vínculo con films como Damas en guerra: la amistad que Lauren y Katie entablan les servirá para darse cuenta y hacerse cargo de sus necesidades y deudas consigo mismas, de sus desafíos profesionales y familiares, de cómo se piensan a sí mismas dentro del mundo que habitan, de cómo transitan ese espacio urbano casi inabarcable que es Nueva York. Pero igual, más allá de los dilemas generacionales, lo que pesa más son las vicisitudes que deberán enfrentar el amor y el cariño de dos amigas que se irán dando cuenta de que no pueden vivir la una sin la otra: ahí es donde la película funciona como la versión femenina de Te amo, hermano, aquella estupenda comedia con Paul Rudd y Jason Segel en estado de gracia, y el final lo certifica.
Aún teniendo algunos problemas de ritmo hacia la mitad del metraje y ciertos diálogos que no terminan de cuajar, Llámame que te atiendo posee varias líneas hilarantes -muchas de ellas que parten de la boca de un Justin Long en la mejor de sus formas como el amigo que une a Lauren y Katie-, personajes queribles y una ternura a prueba de balas. Con eso, le alcanza para ganarse su propio espacio distintivo dentro de la comedia estadounidense más reciente.