Febrero – 18 – 2011
Título original: Unknown
Origen: USA
Director: Jaume Collet-Serra
Reparto: Liam Neeson, Diane Kruger, January Jones, Aidan Quinn, Frank Langella
Guión: Oliver Butcher
Fotografía: Flavio Martínez Labiano
Montaje: Timothy Alverson
Música: John Ottman
Duración: 113 minutos
Año: 2011
5 puntos
Identidad incompleta
Por Rodrigo Seijas
Creo que esta película no me hubiera interesado en lo más mínimo si no fuera por el hombre detrás de cámara. Me refiero a Jaume Collet-Serra, el realizador catalán responsable de La casa de cera y La huérfana, dos películas mucho más interesantes de lo aparente y que fueron bastante ignoradas por la crítica en general, descartadas como meros productos industriales sin mayor relevancia. Sin embargo, en esos filmes Collet-Serra evidenció un talento inusual en la puesta en escena, una gran pericia para construir climas inquietantes y personajes ambiguos, y hasta delineó un hilo conductor, cimentado en el tema de la identidad, que siempre es distorsionada y problemática. En La casa de cera, la hermandad constituía un factor tanto de conflicto como de unión, en sentido positivo y negativo, con la sangre como vía de fusión, de reconocimiento, de amor y de odio. En La huérfana, el ser de cada persona parecía estar oculto tras una máscara, no sólo en la temible protagonista, sino en toda la familia que la recibía, como si el disfraz fuera una protección de los otros y el mundo exterior, aunque terminaba revelándose como improductiva, hipócrita y finalmente destructiva.
Es verdad que el trailer de Desconocido no prometía demasiado, dando la impresión de apuntar más hacia el thriller de acción que hacia el terror o el suspenso, con Liam Neeson repitiendo su papel en Búsqueda implacable (y que tan buenos dividendos le dio). Sin embargo, su primera mitad (donde se va desarrollando con paso lento pero seguro la historia de un hombre que luego de un accidente ve como su identidad le es apropiada por completo, a tal punto que su esposa no lo reconoce) es más que aceptable. Collet-Serra vuelve a transitar por el tópico de la identidad -esta vez como algo perdido, desfigurado y por recuperar- y conduce las acciones con fluidez, sin pretensiones, como si quisiera ocultar todo rastro de su autoría. Su simplicidad le permite lograr escenas inquietantes y excelentemente filmadas, como la de la muerte de una enfermera en una sala de análisis.
Es asimismo fructuosa la aparición de Bruno Ganz, trascendiendo la mera figuración vinculada a cuestiones de co-producción. Su personaje parece caminar en una cornisa permanente, provocando inquietud y tranquilidad con segundos de diferencia. Y su sarcasmo tiene el tono justo para no parecer forzado, lo que le permite poner el dedo en la llaga con total parsimonia. Una frase que vierte en un diálogo, donde une la cuestión del olvido a la sociedad alemana mayoritaria, adquiere una relevancia política inesperada en una producción como esta, potenciándose por la figura actoral que la sostiene. Incluso llama a reflexionar sobre los caminos que puede llegar a transitar Ganz como actor, estelarizando en filmes como El embajador del miedo, La caída y ahora éste, donde directa o indirectamente se exploran cuestiones referidas al ser, lo oculto y lo mostrado en una persona o el pasado como constructor de futuro. Collet-Serra aprovecha a este excelente intérprete, no lo fuerza a grandes parlamentos ni deja a la deriva. Incluso maneja con soltura y discreción el encuentro entre el alemán y otro actor de gran talla como Frank Langella, trasladando la equivalencia y el respeto entre los dos actores a los personajes.
No es casualidad que así como en El embajador del miedo, cuando desaparecía el personaje de Ganz se diluía la película, aquí suceda exactamente lo mismo. En cuanto este sale de la trama, el filme va en picada, transformándose en un vehículo de acción –correctamente filmado en todo momento, hay que decir- sin nada importante para destacar, con demasiadas resoluciones arbitrarias y un Neeson que por lo que viene haciendo últimamente, va camino a convertirse en el ACTOR IDEAL PARA TRANQUILIZAR AL CIUDADANO MEDIO.
Porque lo peor de Desconocido es que durante la primera mitad avanza con inquietante parsimonia, desestabilizando de a poco al espectador, pero termina apresuradamente y buscando la manera más torpe de apaciguar a su público. La casa de cera y La huérfana podían tener finales donde los malos eran derrotados, pero igual primaba una sensación de pérdida permanente, de desestabilización eterna, de que ya nada iba a ser lo mismo. En cambio, en Desconocido ocurre todo lo contrario, y de manera completamente injustificada, como si el filme no se hiciera cargo de su planteo, como si no quisiera ser lo que se propuso ser. Es allí donde definitivamente se constituye en un paso en falso en la carrera del director catalán, quien, a pesar de esta fallida película, todavía tiene crédito abierto.